Deporte turismo y fragilidad del medio

Aunque el desarrollo de cualquier tipo de práctica deportiva debe contar con una planificación que evite impactos ambientales negativos, esta planificación debe extremarse cuando la actividad se desarrolle en espacios “frágiles” o de especial interés desde el punto de vista medioambiental.

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Fuente: «Guía de buenas prácticas ambientales para eventos deportivos»

 

Organizadores, participantes y espectadores deben extremar las precauciones. Unos en la planificación y la gestión, otros en el comportamiento y respeto al entorno en el que se va a desarrollar el evento.

En el caso de España, se recomienda – como criterio general – no organizar eventos deportivos en espacios protegidos, pero la realidad es que se organizan, y cada día – o al menos esa es mi sensación – se “apuesta” por utilizar “marcos incomparables” para la realización de eventos deportivos masivos que ofrecen aventura, naturaleza, solidaridad o simplemente emoción, y todo ello es aderezado con el bondadoso objetivo de promocionar la actividad económica y turística.

Pero además de la autorización administrativa pertinente (estatal, autonómica, municipal o sectorial), de la autorización del propietario (en el caso de que se ocupen terrenos privados), deben tenerse en cuenta cuestiones de respeto al medio como por ejemplo que la fecha del evento no coincida con períodos de reproducción de la fauna o que el ruído generado no perjudique su actividad normal.

Las instalaciones que se realizan son normalmente complementarias, deben ser respetuosas con el medio en el que se instalan; los promotores deben garantizar la reposición del estado natural de los terrenos una vez finalizado el evento (existen seguros de responsabilidad civil que cubren estos riesgos) y procurar la polivalencia de los recorridos, por ejemplo definiéndolos por pistas forestales lo que disminuye de manera importante el impacto sobre el medio en eventos como caminatas, carreras de trail, marcha nórdica, etc, sobre todo cuando el número de participantes puede llegar a ser elevado.

Por último, se debe atender a la concienciación de participantes y público para evitar por ejemplo dejar residuos a lo largo del recorrido. Los organizadores deben procurar que una vez finalizada la prueba no queden restos de elementos extraños al medio.

 

José Ángel Sánchez López

Enlaces relacionados:
«Guía de buenas prácticas ambientales para eventos deportivos.»

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